- Pero, Edwan, tienes que entender…
- ¡Estás destruyendo todo en lo que creo! ¡Estás MATANDO el ARTE!
- Todo esto es para un futuro mejor… Cuando todos seamos los mejores en algo, podremos descubrir todo sobre las ciencias, sobre todo… Curaremos el cáncer, viajaremos en el tiempo, se eliminará la pobreza… Y entonces, el Arte prevalecerá por sobre todas las cosas.
- ¡Para ese entonces todos van a haber olvidado lo que es el arte! ¿Alguna vez escribiste algo, Alex? ¿Alguna vez dibujaste? ¿Alguna vez CREASTE? ¡No sabes de lo que hablas!
- No sabes de lo que hablas… El Arte mismo es prescindible en la lucha por el Arte. Estamos luchando por llegar a la perfección, cuando ya no haya nada por lo que preocuparse, el Amor y el Arte serán lo único que importe.
- ¡SIEMPRE habrá algo por lo que preocuparse! ¡La perfección es inalcanzable! ¡No somos Dios, Alexander! ¡Somos seres humanos, no lo olvides!
- No harán falta dioses cuando no se necesite acudir a la fé para explicar lo inexplicable. Cuando todo esté explicado, no habrá nada superior al humano, Edwan. Ahora baja de ahí, y ven con nosotros. Hay mucho que hacer.
- Bajaré, por supuesto. – Dijo con una calma que asombró a quienes lo escucharon. - Pero para el otro lado. No vale la pena seguir vivo en este mundo. Todo en lo que creía murió. Y yo moriré con eso.
Todos corrieron para evitar la catástrofe… demasiado tarde. Edwan Clarenter cayó en picada los 197 pisos del edificio más alto del mundo. Nunca fue tan feliz. Y por supuesto, nunca volvió a serlo.
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